La Feria del Libro se abre con un pregón optimista sobre la vitalidad de las letras


Era la 'Noche del libro' y sólo había cabida para los buenos augurios. Con ese optimismo daba ayer la directora de la Biblioteca Nacional, Milagros del Corral, el pistoletazo de salida de la 39ª edición de la Feria del Libro de Málaga con su pregón inaugural. «Los gurús de la tecnología llevan años augurando la muerte del libro, hasta ahora con escaso éxito. Que la industria editorial tiene cuerda para rato viene corroborado por las boyantes estadísticas de producción de libros», advertía Del Corral, que incluso constató que, en época de crisis, «el libro se perfila como un valor-refugio».
Pese a su convencimiento, la especialista madrileña lanzó en voz alta algunas preguntas, por ejemplo, «si la eventual generalización del libro digital va a contribuir a la democratización de la cultura o la aparición de un nuevo elitismo».
Está aún por ver. De momento, Del Corral desconfía de que las nuevas tecnologías sean una amenaza. A su juicio, hay espacio para todo. «Del mismo modo que en nuestros días compaginamos con toda naturalidad el avión, el tren, y el autobús y tomamos la autopista, la carretera comarcal y los senderos de tierra, en esto de la cultura echaremos mano de todos los soportes del conocimiento disponibles con la misma naturalidad», aventuraba Del Corral, para quien es necesario que «todos ellos coexistan para alejar el riesgo de la anestesia colectiva y garantizar el desarrollo del pensamiento crítico». No negó, sin embargo, la penetración de las nuevas tecnologías y su utilidad social. En este sentido, destacó el creciente interés de las bibliotecas por digitalizar sus colecciones.
Invitan a la libertad
Del Corral sabe de lo que habla. Lleva toda su vida ligada a la lectura. «Desde mi infancia, los libros fueron sinónimo de transgresión, invitación a la libertad». En ellos ha encontrado «innumerables ventajas». Aunque, en su opinión, «su principal virtud es la confianza que ponen en nosotros como seres capaces de crear historias a partir de lo que ellos nos proponen».
Destacaba, así, el valor de las obras literarias. «Busco en los libros ayuda, sosiego, reflexión, conocimiento, información, historia y prospectiva, tradición y modernidad, pero también emoción, aventura, intriga, humor (...)», observó quien se confiesa una «lectora omnívora». Al fin y al cabo, para ella, «resulta imposible imaginar un mundo sin libros».

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