Málaga 1-0 athletic - Cazorla ejecuta al Athletic


La puntería de francotirador de Cazorla, un Guillermo Tell del fútbol que sumó su cuarto gol del torneo -el tercero de falta-, decapitó al Athletic en la guillotina de La Rosaleda y deja al equipo de Marcelo Bielsa en puestos de descenso. Una pésima noticia no solo para el presente sino también para el futuro de un equipo en construcción, al que el tiempo se le agota sin remontar el vuelo y le sitúa en el sótano, frente a un escenario inesperado, húmedo y oscuro. Desnutrido, famélico y tiritando, con un solo punto decorando la errante figura en la clasificación cuatro partidos de Liga después, el Athletic está obligado a una reacción inmediata, a un chute de adrenalina en el centro del corazón que le devuelva el pulso ante el Villarreal, primer peaje a superar con urgencia

Los veinte millones invertidos por el jeque árabe fueron el precio de la ejecución de los rojiblancos, que aunque muy corregidos respecto al duelo ante el Betis, no les alcanzó para rascar un hilo de esperanza ante el Málaga, un equipo al que combatieron con energía y fútbol, pero sin gol, el bien más escurridizo del juego, el más deslumbrante. Ocurre que el gol cotiza en el parqué bursátil y el de lo andaluces sube enteros. No así el crédito de los bilbainos que, indefinidos, en pleno proceso evolutivo, mengua a medida que se abre paso el campeonato, que penaliza las derrotas con crueldad. De esa manera cayó fulminado el Athletic por el fusil de Cazorla.

Y eso que optimizado el Athletic en lo posicional y en su estructura, mejor forestado el centro del campo, donde se mostró con más arrope, las puertas y ventanas selladas para evitar los pasillos interiores, evitó pegarse un tiro en el pie en el prólogo de La Rosaleda. Enraizaron los rojiblancos alrededor de Iturraspe, con mejor encole en la línea de medios, próximo al cinturón de seguridad trenzado por Gurpegi, Ekiza y Javi Martínez, el dique dispuesto por Marcelo Bielsa para echarle el cepo al Málaga, un equipo con cuchillas cada vez que asoma el hocico y encara al rival en velocidad. Al perfil más fotogénico del Athletic también contribuyó la naturaleza del Málaga, al que le sienta mejor el esmoquin que el buzo de faena.

Carece de perros de presa la escuadra de Pellegrini y sin jauría que esquivar el Athletic se acomodó con diligencia, sin sensación de claustrofobia cuando debía dar salida a la pelota. El Málaga no acechaba y los bilbainos se felicitaron porque pudieron procesar el juego con más tiempo en el segundero y con más hectáreas. La fachada rojiblanca lucía con lustre porque el andamiaje que sostenía el mecano también ganó en solidez y vigor. Así que el Athletic, junto, solidario y mosquetero, se relacionó con más éxito en la sala de máquinas, el centro neurálgico que patroneaba Iturraspe, varias zancadas por detrás de Muniain. El equipo se expandió con la pelota, la masticó, y se amortiguó con rigor cuando no la tuvo, porque al corporativismo se sumó una mayor atención a los detalles.

avisa baptista Gabilondo y De Marcos, un atleta de aliento largo, dejaron sin relieve a Joaquín, mientras que la superpoblación del centro del campo imposibilitaba a Cazorla levantar el periscopio y conectar Van Nilstelrooy, un delantero episódico, de primer toque. El aguijón lo portaban Eliseu, que se catapultaba con acierto por el costado izquierdo, y Baptista, un jugador que no necesita braceros. El primero, al que Duda dejó frente al altar, resolvió sin ortografía un remate terminal. Solo ante Iraizoz envió la pelota al cielo. Baptista se manejó con pie más preciso en una falta en el balcón del área. Superó la barrera humana, pero no el travesaño donde aterrizó su extraordinario golpeo ante un estático Iraizoz.

Los brotes verdes del Málaga afilaron al Athletic, que se extendió por los dominios de De Marcos, siempre dinámico y dispuesto a una carrera más. En la otra orilla revoloteaba Susaeta, que jamás renunciaba al incordio. Sucedía que los rojiblancos se apagaban en la desembocadura de Caballero, donde apenas salpicó un disparo de Markel, que después se ovilló ante el meta argentino tras un galope con el que desencajó algunas caderas. La producción del Athletic, con Llorente fuera de plano bien encimado por Demichelis y Mathijsen, era limitada. A Muniain también le costaba desenrollar su academia barrial por el tapón de Toulalan y Duda, que no le perdían el rastro, atentos al ángulo muerto.

El duelo, hasta entonces enroscado a presión, se convirtió más poroso en la reanudación porque el Málaga elevó el tono varios palmos y se abrió la camisa. La aceleración del equipo de Pellegrini descascarilló al Athletic, que perdió el impulso del primer acto. Joaquín lanzó una bengala de aviso, después Baptista se ofreció al asalto hasta que Cazorla sacó su fusil de francotirador y acertó en el blanco. El volante calibró la mira telescópica en una falta que besaba el área y despachó a Iraizoz con un golpeo extraordinario que espantó al Athletic. Recompuesto del latigazo al que le sometió Cazorla, los rojiblancos, necesitados, atosigados por la clasificación, se incorporaron con energía y efervescencia a la pelea.

bielsa reacciona Envidó Bielsa con David López por Iturraspe y Toquero, sustituto de Igor Martínez que se lesionó tras reemplazar a Susaeta, para voltear al Málaga, que tamborileaba los dedos en la sala de espera mientras acompasaba su contraataque con la incorporación de Maresca y el buen pie de Cazorla, al mando del operativo. A Toquero le faltó un dedo para descomponer a Caballero en un buen maridaje del Athletic, que embestía con enorme dedicación, con el corazón tirándole de la pechera hacia la portería del Málaga, fiado a una acción de sus muchos violinistas. Cazorla se quedó a una pulgada de hacer el segundo gol. Lo evitaron las huellas dactilares de Iraizoz, amputadas minutos antes por el fusil de Cazorla, ejecutor del Athletic, en puestos de descenso.

MÁLAGA: Willy Caballero; Gámez, Demichelis, Mathijsen, Eliseu; Joaquín (Min. 87, Seba Fernández), Duda (Min. 79, Maresca), Toulalan, Cazorla; Baptista y Van Nistelrooy (Min. 64, Rondón).

ATHLETIC: Iraizoz; Gurpegi, Ekiza, Javi Martínez; Iraola, Iturraspe (Min. 64, David López), Muniain, De Marcos; Susaeta (Min. 57, Igor Martínez; Min. 71; Toquero), Llorente y Gabilondo.

Gol: 1-0: Min. 62; Cazorla.

Árbitro: Teixeira Vitienes, cántabro. Amonestó a Iturraspe (Min. 61), por una zancadilla a Duda; a Cazorla (Min. 75), por una patada a Toquero; a Toquero (Min. 83), por un agarrón a Eliseu, y a Javi Martínez (Min. 89), por una falta a Seba.

Incidencias: Unos 30.000 espectadores en La Rosaleda.

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