El carácter tristemente extraordinario y único de la situación que atraviesa el Unicaja quedó puesto de manifiesto ayer. En vísperas del encuentro más importante que se recuerda en la historia reciente del club malagueño, el que lo enfrenta hoy al Valencia Basket en el Palacio de los Deportes (21.00 horas, sin televisión), los trece jugadores profesionales actualmente en nómina de la entidad de Los Guindos comparecieron -según indicaron en una decisión consensuada con el resto de instancias del club cajista- para poner de manifiesto su compromiso y unidad, las únicas recetas que se encuentran por el momento para tratar de superar la crisis.
La propia imagen, inédita en la historia del Unicaja, tuvo valor de por sí. Las palabras, plagadas de términos recurrentes como trabajo, actitud y confianza, quedaron en segundo plano.
Encabezados por los cinco veteranos de la plantilla -Berni Rodríguez, Jiménez, Welsch, Cook y Archibald-, y arropados por todos sus compañeros, incluidos los lesionados Printezis y Gomis y el recién llegado Larry Lewis, el equipo malagueño dio la cara para pedir el apoyo necesario a su afición, con el que hasta ahora han contado, a cambio de ratificar su implicación con el proyecto, por encima de los resultados.
Encabezados por los cinco veteranos de la plantilla -Berni Rodríguez, Jiménez, Welsch, Cook y Archibald-, y arropados por todos sus compañeros, incluidos los lesionados Printezis y Gomis y el recién llegado Larry Lewis, el equipo malagueño dio la cara para pedir el apoyo necesario a su afición, con el que hasta ahora han contado, a cambio de ratificar su implicación con el proyecto, por encima de los resultados.
Portavoces
«Estamos aquí para trasladar un mensaje de unidad. No es la situación que queríamos, pero una vez aquí sólo hay una forma de salir, que es estando unidos y siendo positivos. No hay dos opciones, sólo una. Nuestra obligación es trabajar y confiar en lo que hacemos», explicó el capitán de la plantilla, Berni Rodríguez.
Jiménez fue el otro encargado de poner voz al sentimiento de toda la plantilla y de dejar claro que la sintonía y fe en el cuerpo técnico son absolutas: «No se duda del entrenador ni nos falta creer en su forma de hacer las cosas. Si hay situaciones en las que prevalece el interés del equipo por encima de posibles problemas personales es en casos como este. Creo que no es el caso de ninguno de nosotros, pero si me equivoco, el que piense así que empiece a cambiar».
Puestos a echar de menos algo, faltó una mayor dosis de autocrítica, así como una actuación similar por parte de los responsables técnicos y directivos del proyecto. Si tres años atrás la derrota por 53 puntos en Badalona motivó la comparecencia de Sergio Scariolo, Juan Manuel Rodríguez, Francisco Molina y buena parte del consejo de administración, en esta crisis han sido los jugadores los encargados de dar la cara y encarnar el compromiso, por más que ello no suponga garantías de éxito.
«Es difícil que el compromiso por sí sólo pueda garantizar un punto de inflexión en nuestra trayectoria a partir de mañana (por hoy), pero sí nos puede ayudar a encarar el partido con la mejor de las actitudes», señaló el alero madrileño. Efectivamente, hará falta poner sobre el parqué el mayor de los empeños para derrotar a un rival de postín.
La irrupción del Valencia en el horizonte del equipo cajista abre un tramo duro de por sí. La situación de uno y otro en la Liga es completamente antagónica. Ante el balance de una victoria y seis derrotas que presenta el Unicaja, el conjunto que entrena Neven Spahija ofrece otro con media docena de triunfos y una única derrota, la que sufrió en su visita al Palau Blaugrana. El conjunto valenciano, con una plantilla también muy renovada, parece empeñado en recuperar el terreno perdido durante años de derroche sin el menor premio. No estará Lishchuk, pero incluso sin él resulta temible.
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