El Unicaja apercibe de multa a la plantilla por su desgana
RAFAEL M. GUERRA. MÁLAGA El Unicaja ha vivido las últimas 48 horas más intensas de los últimos años. El encuentro del domingo ante el Xacobeo en Santiago de Compostela puede marcar un antes y un después en el transcurso de la temporada. Se han vivido momentos muy intensos. Desde la debacle verde hasta la noche de ayer, cuando se celebró una reunión en el Martín Carpena en la que la plantilla entonó el ´mea culpa´ y el club amenazó a los jugadores con aplicar el código interno y multarlos.
Los jugadores serán sancionados económicamente si vuelven a mostrar la misma falta de actitud y desinterés en un partido. Es una de las soluciones que se han adoptado para tratar de frenar la crisis más grave jamás vivida en la Liga ACB en la historia del Unicaja.
La entidad quiere reconducir la situación. Hasta tres sermones diferentes han tenido que escuchar los jugadores en estos dos últimos días. Primero fue el director deportivo del club, Juanma Rodríguez, el que el domingo por la tarde, a la vuelta de Santiago, les leyó la cartilla a los jugadores.
Aíto García Reneses tomó ayer el relevo y le echó un buen rapapolvo a sus hombres, a los que acusó de no entregarse en la pista. Por la tarde, en una nueva reunión, el presidente, Francisco Molina, tuvo otra toma de contactos con ellos y les hizo llegar el profundo descontento tanto de la entidad financiera como del consejo de administración del club.
Los jugadores, que no son los únicos responsables, han tomado nota del asunto y para hoy han convocado a los medios. Cook, Berni, Welsch, Jiménez y Archibald van a dar explicaciones públicas y a pedir perdón, a partir de las 11.00 horas.
Quizá echen en falta en esta ´movida´ al director general del club, Berdi Pérez. Estuvo ayer en Madrid, en una reunión de la ACB. En el día ´D´, Berdi estaba fuera de Málaga. Ya es mala suerte.
Y es que el peor inicio del Unicaja en su historia en la Liga ACB parece no tener fin. Se ha convertido en un agujero sin fondo. Capaz de devorarlo todo. Hasta la actitud, el compromiso y la profesionalidad de algunos, como quedó demostrado ante el Xacobeo. En el seno del Unicaja quieren hacer piña. Al menos, todavía, el vestuario no es un polvorín. Por eso la respuesta ayer de todos a los que se le preguntó fue la misma. "Esto se puede sacar adelante".
Prohibido hablar de la Copa. Se trata, ahora, de recuperar el orgullo y la dignidad. Más allá de la planificación, de que el equipo no tenga un base fiable y de las muchas cosas que se hicieron rematadamente mal en verano, el club es consciente de que hay un grave riesgo a la vista. Por eso, ya nadie quiere hablar de si se va a ser capaz de disputar o no la Copa. Se ha convertido, la Copa, en una competición tabú, una palabra prohibida.
Sólo se van a dedicar esfuerzos ahora a salir de la gravísima crisis de resultados en la Liga ACB. La Copa, por tanto, queda a un margen. Nadie habla de ganar ocho de los próximos diez encuentros para disputar el torneo de Bilbao. Lo importante, lo únicamente trascendente ahora, es ir "partido a partido". Y el primero es el de mañana ante el Valencia.
Los principales responsables del club mantuvieron una reunión matinal para tomarle el pulso a la crisis. Antes, en la noche del domingo, se dio vía libre a la llegada de Larry Lewis, ala-pívot de 40 años recién cumplidos, que sustituirá al lesionado Giorgos Printezis por un mes. Un parche para la crisis. Otro más.
Nadie alcanza a comprender cómo el tercer mayor presupuesto de la ACB puede haber llegado a la situación en la que se encuentra ahora. Con casi 18 millones disponibles, se ha construido un equipo sin garra ni carácter. El vestuario está repleto de buenos chicos, con dos grupos muy bien diferenciados, incapaces entre todos de hallar la ilusión necesaria para impedir caer ridiculizados ante el Xacobeo. El 1-6 en la Liga ACB obliga a reaccionar. Pero, ¿cómo?
La pregunta tiene múltiples caminos y difíciles respuestas. Los equipos de Aíto siempre han estado construidos desde la posición de base. Y el Unicaja, mal que le pese a muchos, no tiene un director de juego sólido. Cook está sobrevalorado por el propio técnico, que tiene una fe ciega en él. Pero sin la protección de Cabezas, el único hombre que le daba carácter al equipo, Cook está desalmado. Jeter ha caído por su propio peso. Está por ver qué puede aportar Williams.
Lo único objetivamente claro es que Jiménez se ha convertido en la mejor baza. Y Jiménez siempre ha sido la guinda perfecta del pastel, el mejor pegamento posible para unir una plantilla, pero jamás un cimiento sobre el que construir un proyecto sólido.
Welsch se quedó a precio de saldo y fue repescado tras pulular por el mercado dos meses. Pasó de cobrar 1,2 millones a 400.000 euros. Pese a todo y a los dispendios por Saúl o Rubio, es el jugador más utilizado por el técnico. Tampoco es el alero el jugador llamado a liderar ningún equipo. Quizá sí Berni, pero el capitán no está en forma. Su pasada campaña fue discretísima. En ésta, tras ser operado de nuevo de un tobillo, sigue sin encontrarse a sí mismo. Y si en la pista no se está a la altura, no puedes pedirle a la tropa que haga lo que tú no estás en condiciones de hacer.
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