Málaga se echa a la calle para acompañar al Cautivo
Mañana del Lunes Santo en el barrio de la Trinidad. Las solitarias calles del Centro, excepto por la única presencia de operarios de Limasa limpiando la acera, se convierten en bullicio y movimiento al otro lado del río. Parejas, familias enteras, amigos y personas solas se dirigen a la plaza de San Pablo. Todavía no ha amanecido y las caras muestran horas robadas al sueño para verlo y darle unos claveles.
El traslado de Jesús Cautivo y de la Virgen de la Trinidad es uno de esos momentos que identifican a un barrio y, conforme pasan los años, a toda una ciudad. Durante las cinco horas que puede durar, se ven escenas muy impactantes. Una mujer llorando al ver pasar el trono con ambas imágenes. Ha dado un ramo con claveles rojos para que los lleve en su trono y Dios sólo sabe lo que pasa por su cabeza en esos momentos. Lo único que queda es interpretar las lágrimas y la mirada fija.
Otra mujer, en la calle Jaboneros, se acerca entre la gente situada en la acera. Pide perdón y avanza como puede con dos flores en la mano. Le pide a uno de los portadores que las pase por la túnica blanca de Jesús. Esa prenda que se ha convertido en el icono de la devoción personal de muchos malagueños. Es reconocible a distancia, ya sea sobre el mar de cabezas de la calle Mármoles, sobre el puente de la Aurora, rodeada de los grandes ficus de la Alameda o en la tribuna principal. Es una túnica que ejerce como igualador social. Vestir una chaqueta o un chándal no supone una diferencia. Las oraciones siguen siendo las mismas.
Todo esto lo pudo ver ayer en primera persona el obispo de Málaga, Jesús Catalá, quien ofició la Misa del Alba. Llegó poco antes a la iglesia de San Pablo y, tras arrodillarse ante el Sagrario, se acercó al trono de traslado donde estaban Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad para rezar entre los varales. Como a todos, no podía apartar la mirada de ambas devociones. Ya en la misa reconoció el valor evangelizador de estas advocaciones y pidió a los malagueños que la hicieran presente en todos los ámbitos de su vida, que la llevaran con orgullo.
El nuevo prelado, que continúa con su incansable recorrido por las cofradías malagueñas, la mayoría de las veces fuera del protocolo oficial y acercándose con humildad y de forma discreta, se mostró muy interesado por todos los detalles relacionados con la cofradía.
¿Crisis? Un dato que llamó ayer especialmente la atención fue la gran presencia de personas en la plaza de San Pablo. Habitualmente se llena este espacio, aunque ayer se encontraba todo el mundo un poco más apretado. Un poco más lejos. El comentario habitual era que la crisis había llevado a muchos malagueños a acudir a la Misa del Alba, donde reflexionar sobre sus preocupaciones y sus inquietudes delante de la imagen de Jesús Cautivo.
El poder de convocatoria del Cautivo es enorme, pero tampoco hay que minusvalorar a la Virgen de la Trinidad, que lució saya y manto bordado de nuevo en el traslado, después de que el año pasado lo hiciera vestida de hebrea.
Esta Virgen, guapa y de ojos grandes, se recreó en la salida procesional con las marchas interpretadas por la Banda de Música de la Trinidad. ´Estrella Sublime´ en la calle Carril supuso uno de los muchos puntos álgidos de su recorrido, como ocurrió con la interpretación de ´Trinidad´ en la plaza Monte o la ´Macarena´ de Abel Moreno que se interpretó en la calle Mármoles, un punto donde se mantiene en el repertorio desde la coronación canónica.
En el frontal del trono de la Virgen de la Trinidad se colocó un bastón corto con luto y el cíngulo de oro en recuerdo de Manuel Gandulla, hermano de la cofradía y miembro de la junta de gobierno, que ha fallecido recientemente.
También el trono de Jesús Cautivo lució luto por otro miembro fallecido de la junta de gobierno de la hermandad, Juan Navarro.
El cortejo de nazarenos de Jesús Cautivo salió puntual de la casa hermandad, aunque quizá con demasiado ímpeto, lo que le obligó a retroceder unos metros cuando ya se había internado en la calle Trinidad y para no dejar al trono de Jesús, que todavía no había salido.
El trono llegó a la tribuna de la plaza de la Constitución con la Banda de los Bomberos interpretando ´Bendición´, para continuar con ´Desprecio de Herodes´, que se interpretó por tercer año consecutivo en este punto.
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