Al Málaga le sobran 15 minutos




MÁLAGA 2 - SEVILLA 2

Málaga: Goitia; Jesús Gámez, Hélder, Weligton, Calleja; Eliseu, Miguel Ángel (Pere Martí, m. 56), Apoño, Nacho; Baha (Luque, m. 85) y Salva (Adrián, m. 78). No utilizados: Arnau; Fernando, Gaspar y Pablo Barros.

Sevilla: Palop; F. Navarro, Escudé (Diego Capel, m. 46), Squillaci, Mosquera; Renato, Romaric, Duscher (Adriano, m. 46), Jesús Navas (Perotti, m. 65); Luis Fabiano y Kanouté. No utilizados: Javi Varas; Dragutinovic, Maresca y Koné.

Goles: 1-0. M. 19. Salva. 2-0. M. 32. Salva. 2-1. M. 74. Kanouté. 2-2. M. 84. Luis Fabiano.

Árbitro: Fernando Texeira Vitienes. Amonestó a Nacho, Miguel Ángel, Weligton y Fernando Navarro. Expulsó a Calleja en el minuto 80.

27.000 espectadores en La Rosaleda.

El Málaga aprendió ayer que al Sevilla no hay que concederle ni un metro ni un ápice de aliento. El equipo de Antonio Tapia lo consiguió durante gran parte del partido y mantuvo a raya a su oponente sin importarle que éste fuera dueño del balón. Cuando quedaban 15 minutos, el equipo blanquiazul tenía una ventaja de dos goles, pero el delirio en la grada, los tres puntos vitales para seguir escalando en la zona europea y la posibilidad de apuntarse el clásico andaluz se esfumaron por las dos únicas grietas que afloraron en la defensa del Málaga. Y ahí estaban Kanouté y Luis Fabiano para hacer el resto.

Desde el pitido inicial, el Málaga tuvo claro que no quería manejar la pelota. No contaba con Duda, el encargado de dar cordura a la creación del juego, y se apostó atrás esperando un contragolpe o que Salva pescara su oportunidad. Y así fue.

Después de perderse media temporada por lesión, el veterano ariete sigue reivindicando su valor. Está claro que el aspecto técnico no es su mejor perfil y se le puede reprochar a menudo que se distraiga en tareas de sacrificio, pero, a la hora de mirar a puerta, cuando hay una pelota por ahí cerca, Salva no suele perdonar, ya sea rematando en semifallo con el tobillo o intentando controlar un balón que se convierte en un sombrero involuntario y que deja sentado al último defensa. Al final, fueron dos goles de Salva los que mantuvo vivo al Málaga en La Rosaleda durante buena parte del partido.

El Sevilla se vino abajo con esos dos goles. Continuó con el control del juego, pero sin crear excesivos problemas en la portería contraria. En ese terreno, el Málaga se encuentra cómodo, junta sus líneas y construye una maraña difícil de penetrar. Y ayer sus dos centrales, Hélder y Weligton, hicieron una demostración maniatando a los dos sevillistas que precisamente no se dejan atar con facilidad: Kanouté y Luis Fabiano.

Los delanteros blancos no veían llegar el balón y tenían que retroceder al centro del campo para poder participar en el juego de su equipo, perdiendo así posiciones de remate. Y, cuando lograban abrir un claro para disparar, ahí estaba Gotilla, uno de los más destacados de su equipo.

Las acometidas del Sevilla se intensificaron en la recta final del partido. La entrada de Diego Capel dio frescura en el ataque después de que Jesús Navas no consiguiera brillar. Fue providencial Perotti, que sustituyó al joven extremo y se fabricó él solo una gran cabalgada en la que dejó atrás la maraña blanquiazul e hizo lo que hay que hacer, dejársela a Kanouté ante la portería. El de Malí controló y perforó la red.

El jolgorio que había en la grada se convirtió en un runrún, máxime cuando minutos después Calleja fue expulsado por una dura entrada a Capel. Los nervios salieron a flote y, tras uno de los pocos errores de la zaga malaguista, Luis Fabiano cabeceó solo en el área y dejó claro que no hay que dejarle ni un metro.

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