Entre Unicaja y Caja España-Duero no hay un solapamiento considerable de oficinas |
No hubo sorpresas. De hecho, el comunicado conjunto que difundieron ambas entidades después de celebrar sus respectivos consejos de administración estaba redactado horas antes. A las cinco de la tarde en Madrid y a las siete y media en Málaga, los máximos órganos de gobierno de Unicaja Banco y Banco Ceiss (así se llama el de Caja España-Duero) dieron luz verde, por unanimidad, al acuerdo que desatasca su proceso de integración después de semanas de incertidumbre. Vía libre, pues, al nacimiento del tercer grupo de cajas de ahorros por volumen de activos, que con algo más de 80.000 millones de euros se sitúa por detrás de Bankia y CaixaBank. El reparto de poder queda como estaba previsto: 70% para Málaga y 30% para Valladolid. Para garantizar la solvencia de la entidad resultante, el Banco de España facilitará hasta 1.500 millones de euros en ayudas reembolsables.
En el conjunto del sector financiero español, es decir, contando también a los bancos, la suma de Unicaja y Caja España-Duero ocupa el séptimo lugar del ranking (por detrás de BBVA+Unnim, Santander, Bankia, CaixaBank, Sabadell+CAM y Popular+Pastor). Un salto de gigante para la entidad malagueña, con el valor añadido que representa el hecho de encabezar el único grupo de cajas de ahorros que mantiene su poder de decisión en Andalucía. Sus 1.700 oficinas cubren todo el territorio nacional salvo las Canarias.
Lo que ayer aprobaron los consejos de administración de Unicaja Banco y Banco Ceiss es un nuevo plan económico-financiero para su integración, que está «adaptado a las nuevas exigencias derivadas de los cambios en los marcos regulatorios, las nuevas condiciones internacionales para el sector financiero y la propia evolución del entorno económico», según su comunicado. Este documento, que parte de la premisa básica de «garantizar la máxima solvencia posible» para el proyecto, avanza ya la definición concreta de la estructura de integración. Esta se realizará mediante el traspaso de todo el negocio y los depósitos de clientes de Banco Ceiss a Unicaja Banco (donde ya reside toda la actividad financiera de Unicaja), bajo cuya garantía quedarán los mismos. La entidad absorbida, a cambio, ostentará la propiedad del 30% de la absorbente. La sede del grupo, por tanto, quedará en Málaga.
La principal preocupación del presidente de Unicaja, Braulio Medel, que era no empañar su privilegiada solvencia, se ve atendida gracias a las ayudas acordadas con el Banco de España. Así, el plan aprobado ayer prevé el mantenimiento de los 525 millones de euros en participaciones preferentes que Banco Ceiss tiene ya concedidos por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), a los que se añadirán otros 475 millones en obligaciones convertibles ('cocos'). «La garantía de estos 1.000 millones de euros corresponde exclusivamente a Banco Ceiss», aclaraban ayer ambas entidades. De esta forma, la entidad malagueña cumple una de sus reivindicaciones en la negociación: no heredar la deuda que tenía su 'parteneire' castellana ya desde antes de plantear la fusión. La devolución de esas ayudas al Estado se realizará en base a los beneficios que vaya recibiendo Caja España-Duero por su participación en el banco principal.
Por su parte, Unicaja Banco tendrá abierta una línea de disponibilidad de obligaciones convertibles desde 375 millones de euros y hasta un límite de 1.025 millones de euros. Según fuentes de la entidad malagueña, el plan económico-financiero se ha diseñado para no rebasar ese mínimo, pero dado que la coyuntura económica puede variar el cumplimiento de las previsiones de negocio, se ha previsto un «amplio colchón» que garantiza que el ratio de capital principal siempre sea superior al 10%.
Beneficios el primer año
El grupo nacerá con previsión de dar beneficios desde el primer año, según las fuentes consultadas, que califican el plan aprobado ayer como «un plan viable y sólido». Para Unicaja, el requisito de la solvencia es fundamental no solo para el buen cumplimiento de sus funciones financieras, sino para poder participar en nuevas operaciones de concentración, dado que el nuevo mapa financiero español aún no está cerrado. Hasta el 31 de mayo, la fecha tope dada por el Banco de España para que las fusiones se acojan a facilidades contables (concretamente, para poder realizar el saneamiento de sus activos inmobiliarios en dos años en vez de en uno), la entidad malagueña deberá buscar opciones dentro del juego abierto en su sector. Ahora tiene mejores cartas: siendo la tercera del ranking, puede aspirar a ser líder en las alianzas que se planteen.
La operación que ayer se dibujó se materializará en los próximos meses. Por lo pronto, antes del 31 de marzo los consejos de los dos bancos y de las cajas (que funcionan como juntas de accionistas de los bancos, pues son sus propietarias) deberán ratificar el nuevo contrato de integración. Para entonces habrá pasado un año desde que los presidentes de Unicaja y Caja España -que entonces aún operaban como cajas de ahorros- iniciaron este sinuoso camino.
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