Un Málaga sin calidad, carácter, concentración ni el más mínimo orgullo

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El término adecuado es 'limpieza de corrales'. Suena muy duro este término taurino, pero es lo que exigió con toda la razón ayer la afición tras la bochornosa actuación de este Málaga sin calidad, carácter, concentración ni el más mínimo orgullo. Después de 17 millones invertidos, la dinámica es incluso peor que la pasada temporada, cuando la plantilla estaba mucho más limitada. Ahora hay que cambiarla de arriba abajo. Sin contemplaciones. Y como los propietarios no van a escatimar en el esfuerzo económico, no hay que dejarse influir ni por la cuantía de la ficha, ni por el historial ni por la condición de malagueño o canterano. La afición exige que los dirigentes y Manuel Pellegrini metan la tijera. La victoria del Atlético de Madrid fue humillante, no por su aplastante superioridad, sino por que el cuadro visitante jugó sin ritmo, andando. El panorama no puede ser más desolador.

Pasan las jornadas y las semanas, y se afianzan en el entorno del Málaga dos conclusiones a las que, dicho sea de paso, también ha llegado Pellegrini. En privado, por supuesto. La primera reside en la valiosa labor del cuerpo técnico encabezado por Juan Ramón Muñiz la pasada temporada, con menos mimbres incluso que en la actualidad. La segunda, en la terrible falta de criterio a la hora de confeccionar la plantilla por parte de Jesualdo Ferreira y su grupo de asesores.

El Málaga no debiera marchar peor que la campaña anterior, porque teóricamente se han mejorado las bandas y el ataque. Sin embargo, y no es nuevo este argumento, el equipo no existe en el centro del campo. Ni organiza, ni lleva el juego (carencias ya evidentes hace un año por la falta de jugadores con criterio), pero tampoco es capaz de contener. La sangría de goles en contra no cesa. Pellegrini trató ayer de cerrar la hemorragia y antepuso la exigencia defensiva con un mensaje muy claro a todos (jugadores y aficionados) con la inclusión de la pareja Juanito-Iván en la medular. Conviene mirar el panorama para entender al chileno: Sandro Silva es un desastre tácticamente, Apoño no está físicamente, Duda tampoco puede llevar aún el peso del juego, Fernando tiene la gasolina justa -como se comprobó en la segunda parte- y Recio, que había irrumpido con fuerza porque tiene más ritmo que todos ellos, se cayó del equipo por un proceso vírico.

La realidad es que el Málaga nunca existió en organización de juego y en cuanto llegaron los primeros fallos -en este caso de Iván- el público explotó. Y el Atlético de Madrid, que tampoco está para muchos trotes aunque precisamente sus jugadores trotan en vez de correr, tampoco tuvo que esforzarse mucho. De lo contrario, habría aprovechado tanta novedad en el dispositivo de contención, porque además el técnico local introdujo otra variación en la cobertura, el debut de Hélder Rosário en sustitución del otrora ídolo Weligton. El brasileño se ha visto señalado porque, ante el temor por tantas llegadas del contrario, suele retrasar la cobertura en exceso.

El caso es que Simao, que en su casi segura despedida sirvió tres goles, le puso el balón en bandeja a Tiago en una falta lateral en el ecuador de la primera parte. Bueno, Simao y todos los defensores malaguistas. De nada sirvió la acumulación de centímetros con la inclusión de dos medios de contención.

La reacción del Málaga fue mínima, a impulsos, porque no quedaba otro argumento. El problema no era superar el dispositivo de contención rojiblanco, sino superar la divisoria. Casi nada. Tanta incapacidad generó constantes silbidos que dejaron a la luz la falta de personalidad de varios jugadores.

Sin calidad y sin carácter, a un equipo lo mínimo que se le debe exigir es concentración y el más mínimo orgullo. En este segundo aspecto el equipo se reactivó tras el descanso, en parte por los cambios de Pellegrini (entraron Fernando y Portillo, se marcharon Manu e Iván, y Eliseu pasó a ser el lateral izquierdo), pero sobre todo por la garra que aportó un futbolista con mayúsculas. Porque Fernando, que desgraciadamente dista en intensidad mucho del que brilló en la élite, siempre saca a relucir su compromiso. Lo hizo cuando no jugaba (con Tapia), cuando le exigieron un ímprobo esfuerzo por el equipo (con Muñiz) y ahora, cuando ha asumido su rol de suplente.

Ese nuevo espíritu malaguista, nacido de la actitud de Fernando, se diluyó al cuarto de hora. El Atlético resistió y, cuando recuperó el balón, empequeñeció al Málaga. Este cedió veinte metros y cedió también una primera falta que desembocó en el segundo gol, en el que a los defensores les faltó aplaudir o pedir autógrafos. Igual que nueve minutos después, en el 0-3, aunque llegara en fuera de juego.

A partir de ahí fue un suplicio para los jugadores malaguistas, con gritos y frases hirientes desde la grada que también dejaban entrever el clamor por los fichajes que deben llegar las dos próximas semanas. La situación es de extrema gravedad y el equipo debe llegar a Gijón no con remiendos, sino con futbolistas de verdad, con calidad, carácter, concentración y orgullo. De lo que hay merece la pena muy poco. Urge una 'limpieza de corrales'.

MÁLAGA: 0
ATLÉTICO: 3

Málaga: Rubén (0); Jesús Gámez (0), Stadsgaard (0), Hélder Rosário (0), Manu (0) -Portillo (0), minuto 46-; Eliseu (0), Juanito (0), Iván (0) -Fernando (1), minuto 46-, Duda (0); Sebastián Fernández (0) -Quincy (0), minuto 62- y Rondón (0). Otros convocados: Arnau, Manolo, Sandro Silva y Baha.

Atlético de Madrid: De Gea (1); Ujfalusi (1), Perea (2), Domínguez (2), Filipe (1); Raúl García (1) -Valera (s. c.), minuto 86-, Assunçao (2), Tiago (2), Simao (2); Reyes (0) -Fran Mérida (1), minuto 81-, y Agüero (1) -Diego Costa, minuto 71-. Otros convocados: Joel, Godín, Mario Suárez y Forlán.

Goles: 0-1, minuto 22: Falta lateral desde la izquierda de Rubén que saca Simao y que remata Tiago con comodidad ante la pasividad de los defensores. 0-2, minuto 65: Domínguez remata de cabeza a placer tras un primer toque de cabeza de Tiago dentro del área malaguista. 0-3, minuto 69: Nueva falta lateral botada por Simao y nuevo remate cómodo de Tiago, aunque en fuera de juego.

Árbitro: Fernando Teixeira Vitienes (cántabro). Quizá cometiera errores de apreciación, pero supo llevar bien el partido y no se complicó la vida. Amonestó a Manu, Filipe, Jesús Gámez y Raúl García.

Incidencias: Como en el último partido en casa, entrada floja en La Rosaleda con apenas 18.000 espectadores. Noche fría y terreno de juego excelente.

EL DETALLE

Hacía mucho tiempo que no se veía La Rosaleda con un aspecto tan desolador en el último cuarto de hora. La mayoría de los aficionados se marchó en el ecuador de la segunda parte, tras el tercer gol del Atlético.

LAS CLAVES

1. Regalos

El Atlético marcó sus tres goles en acciones a balón parado con cómodos remates.

2. Sin juego

Pellegrini apostó por la pareja Juanito-Iván en la medular. La prioridad era no encajar goles.

3. Poco ritmo

De nuevo el Málaga mostró que tiene muy pocos jugadores con la intensidad que se requiere.

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