Caen las cifras de empleo, el consumo, la confianza de los ciudadanos... Pero no todo en esta crisis se precipita a la baja. La solidaridad de los malagueños ha despertado de su letargo en los últimos tiempos en la misma medida que han crecido las necesidades de miles de ciudadanos a consecuencia del paro. Así lo confirman las entidades consultadas, que aseguran que las fiestas navideñas han sido el detonante de una mayor sensibilización hacia las consecuencias sociales que está teniendo la actual recesión económica.
Cáritas se vio obligada en noviembre a hacer un llamamiento a los malagueños para que colaborasen ante la saturación de sus servicios generales. En julio del pasado año, la entidad ya había gastado el presupuesto del que disponía para todo 2008, debido sobre todo al aumento de la demanda de ayudas económicas por parte de familias que, con uno o dos de los cónyuges en las listas del desempleo, ya no podían pagar las letras de la hipoteca o el alquiler. A pesar de las partidas extraordinarias, Cáritas cerró el año completamente desbordada, según aseguraba entonces el presidente de Cáritas Diocesana en Málaga, Anselmo Ruiz, que llamaba a la caridad de sus socios y del resto de la sociedad malagueña.
Ahora, la situación es algo más esperanzadora, al menos en lo que se refiere al apoyo de los ciudadanos. «Todavía no tenemos cerradas las cuentas, pero para este año tendremos el doble del presupuesto que en 2008 -que fue de unos 150.000 euros- gracias a la llegada de nuevos socios y al incremento de las cuotas de los antiguos», explica Ruiz. Las donaciones puntuales aumentaron el pasado mes un 2% con respecto al año anterior, confirma Ruiz, quien también asegura que en las cáritas parroquiales las aportaciones de los ciudadanos están siendo mayores. «El llamamiento que hicimos y la Navidad han tocado el corazón de muchas personas, pero pedimos que esto no sea algo esporádico, porque lo peor de la crisis está aún por venir y hay muchas más familias necesitadas, así que la campaña seguirá abierta», insiste.
José Luis Bernabé, presidente del Banco de Alimentos de la Costa del Sol (Bancosol), también confirma que han recibido más donaciones el último mes, tanto de las grandes cadenas de alimentación como de pequeños comercios. «Algunas grandes superficies como Carrefour han aportado el doble de alimentos de los que nos dieron el pasado año», dice Bernabé. Aún así, todavía faltan alimentos para repartir entre las asociaciones que atienden cada vez a más usuarios. «Hay muchas familias con problemas porque se han quedado en el paro y al menos pidiéndonos ayuda a nosotros se evitan tener que guardar el poco dinero que tienen para comer y se centran en otros gastos básicos como la vivienda, la luz o el agua», asegura Bernabé.
Mayor demanda
Se reciben más aportaciones, pero también hay más necesidad. Bancosol ha cerrado el año atendiendo a 5.000 malagueños más que el año pasado, según los datos ofrecidos por José Luis Bernabé. «Este año hemos atendido a 200 asociaciones que llevan alimentos a 29.000 familias frente a las 24.000 del año pasado; además, tenemos otras 20 asociaciones con otras mil familias más pendientes de aprobación para pasar a recibir los recursos de Bancosol», explica el presidente de la entidad.
Además, Bernabé recuerda que la persona que pide ahora ayudas sociales ha cambiado en el último medio año. «Desde el verano, a los usuarios habituales se han sumado muchas nuevas familias nacionales afectadas por el desempleo que se ven abocados a pedir apoyo porque su situación económica se ha deteriorado mucho y la familia no siempre puede echarles una mano», indica.
Pero la solidaridad no sólo se mide en donaciones económicas o materiales. El capital humano es igualmente importante y tanto Cáritas como la Plataforma del Voluntariado de Málaga están recibiendo muchas solicitudes desde principios de año de personas que quieren regalar su tiempo para ayudar a los demás. «Hemos recibido el ofrecimiento de una asociación de jubilados que quieren colaborar con nosotros para buscar una salida a las familias que ahora hacen cola para contarnos sus casos, a veces desesperados, a raíz de la crisis», indica Anselmo Ruiz.
Por su parte, el presidente de la Plataforma del Voluntariado, Juan Luis Peña, añade que el perfil de estos nuevos voluntarios se asemeja al habitual: mujeres de mediana edad con disponibilidad horaria para colaborar en alguna asociación; aunque también añade que en esta crisis se están uniendo como voluntarios estudiantes universitarios. Un poco de sangre nueva para enfrentarse a los vaivenes de la economía.
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