La banda, cuyos integrantes eran de diferentes nacionalidades --ocho españoles, cinco marroquíes, cinco franceses, dos británicos y un chileno--, era "una de las más activas dedicadas al tráfico de drogas y de vehículos robados en la Costa del Sol", según indicaron desde el Ministerio del Interior en un comunicado.
En el desarrollo de la operación los agentes se incautaron de 300 gramos de cocaína, más de 1.600 kilogramos de hachís, numerosos teléfonos móviles, ordenadores portátiles y otros efectos electrónicos, 11 vehículos y 56.500 euros en efectivo.
Las pesquisas se iniciaron en febrero de 2008, a partir del análisis de la información obtenida en investigaciones llevadas a cabo con anterioridad, en las que se obtuvieron datos que apuntaban a la existencia de un grupo organizado dedicado al tráfico de hachís.
Dichas investigaciones, que han sido llevadas a cabo por el Equipo Contra el Crimen Organizado de la Benemérita con sede en Málaga, contando con el apoyo de las Unidades Territoriales de la Guardia Civil de las zonas de actuación, han sido dirigidas por el Juzgado de Instrucción número 2 de Torrevieja (Alicante).
Desde el Ministerio manifestaron que la organización estaba compuesta por tres células "perfectamente estructuradas y organizadas", que actuaban de forma independiente, con el fin de dificultar la labor de los investigadores. Cada grupo estaba compuesto por varias personas, que tenían funciones diferenciadas.
Uno de estos grupos utilizaba bebés recién nacidos o de pocos meses para esconder la droga bajo el colchón de los cochecitos de los niños, que pasaban dormidos por las aduanas, y evitar así ser detectados, según precisaron desde el Ministerio.
Una vez introducida la droga en España, los individuos acondicionaban dobles fondos en vehículos sustraídos para trasladar posteriormente la droga hasta Francia.
COCAÍNA EN TABLETAS DE CHOCOLATE
Otra célula de la organización se dedicaba, presuntamente, a la introducción de cocaína oculta en tabletas de chocolate comestible, que eran enviadas en paquetes postales a domicilios establecidos para ello y recogidas por otros miembros de la banda.
De esta manera, según explicaron desde el Ministerio, evitaban el riesgo de ser sorprendidos con los paquetes de droga al intentar cruzar por los controles de los aeropuertos.
Para la consecución de sus objetivos contaban con varios miembros que apoyaban al resto de la organización, obteniendo los materiales requeridos y atendiendo a sus necesidades, tanto de medios materiales como humanos.
Otro de los grupos se dedicaba al robo de vehículos y a la receptación de otros robados, que eran trasladados a Ceuta y, desde allí, intentaban introducirlos en Marruecos. En algunas ocasiones, desmontaban totalmente los coches para introducirlos como piezas de desguace o de segunda mano.
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