El Málaga muestra su peor cara (3-0)

willy caballero

El Málaga se despeñó en el Ciudad de Valencia. Le pasó por encima la revelación del campeonato. Durante 45 minutos, los primeros del partido, se sucedieron casi toda la gama de desgracias que le pueden acontecer a un equipo en un partido de fútbol. Salvo lesiones, hubo de todo, y bien que lo pagaron los pupilos de Pellegrini, que en realidad no pueden oponer excusa ante tanto infortunio. Hubo una realidad que no ofrece discusión: los azulgrana afrontaron con mucha más intensidad el partido que los blanquiazules, fueron más decididos a las disputas, estuvieron mucho más vivos, y por ahí se resolvió el combate, sin que hubiese necesidad de alcanzar un segundo 'round'.

La historia de David y Goliat también se da en el fútbol, que si es grande es por ser un deporte de equipo, no solo de individualidades o de jugadores de seda. El Levante ha construido desde el pasado curso un bloque muy conjuntado, y eso se aprecia en la alineación, con los nueve jugadores más defensivos ya presentes en el último curso. Invicto y segundo de la Liga después de siete jornadas, no se puede atribuir a la casualidad. La humildad del club, segundón en Valencia, relegado a las afueras, se vive en el vestuario, y es la clave del éxito. Levante y Málaga atraviesan quizás los mejores momentos de sus respectivas historias, pero con maneras muy distintas de haberse ganado el derecho al actual disfrute.

El Málaga ya salió escaldado de su última visita al Ciudad de Valencia, en un partido en el que recibió los dos primeros tantos en apenas diez minutos de juego. Lo de ayer no se sabe si fue peor, pero sí recordó mucho a aquella cita del 3 de abril. En las áreas siempre estuvo más despierto su rival, y eso es lo que marca diferencias en este deporte.

Pellegrini tenía que dar un lavado de cara al once. Faltaban Baptista y Duda, pero también se quedó en el banquillo Eliseu, quizás cansado tras dos partidos con su selección. No se encuentra otra explicación razonable, cuando el chileno suele ser partidario de que los cambios caigan por su propio peso. Como se preveía, jugó Maresca, situó a Joaquín en punta, desplazó a Cazorla a la derecha y colocó a Isco de titular.

No eran tantas variaciones para que el equipo se despeñara. Es cierto que tuvo el manejo del balón, pero su dominio, como en otras citas, fue un tanto estéril, sin claras ocasiones antes de verse fuera del partido. Más allá de que no volvió a verse precisión en el último pase, siguen faltando movimientos de desmarque sin balón y circulación a menos toques. La combinación perfecta solo surtió efecto a un suspiro del intermedio, cuando Jesús Gámez, en una buena diagonal, se topó con un excompañero, Munúa.

Sucesión de desgracias

El caso es que el Levante, que ya se pudo adelantar en un testarazo cruzado de Ballesteros, lo hizo con cierta fortuna en un remate de Barkero en el área que desvió un defensa, para desconcierto de Caballero. Lo peor vino después. El meta argentino tuvo que salir con las manos a despejar un balón al hueco hacia Koné, pero midió mal y pudo tocar fuera del área, en una acción en todo caso muy difícil de dilucidar para el árbitro. La tarjeta roja directa supuso el sacrificio de Maresca y la entrada de Rubén.

El gallego se vio en un santiamén con dos goles en contra. El primero, justo en la falta al borde del área que le costó la roja a Caballero. Sacó Barkero, repelió la barrera y Juanlu fue con más convicción que nadie al rechace. Una vez más, el Málaga reaccionaba tarde, como en otra internada posterior de Valdo, que se fue de Rubén y casi marca sin ángulo, pero Demichelis estuvo muy oportuno para defender a su equipo bajo los palos. El 3-0 terminó de confirmar la ceremonia de la confusión en la defensa. Rubén dudó al borde del área sobre si usar las manos o no, y Koné sacó tajada de la indecisión entre el meta y Monreal, que se desentendió de la jugada.

Pellegrini ya había recompuesto al equipo con Isco por el centro y Joaquín y Cazorla en sus bandas naturales, pero cara a la segunda mitad agotó el cupo de cambios al prescindir del asturiano y de Van Nistelrooy. Los guardó para otra batalla. En su lugar entraron Sebastián Fernández, que se ubicó en la izquierda, y Rondón.

El Levante se sintió relativamente cómodo cediendo la iniciativa a su rival. Si su capacidad de contragolpe es temible en condiciones normales, más aún lo es en superioridad numérica ante un contrario a la desesperada. Es indudable que con 'Seba' el Málaga tuvo más hambre, pero la zaga local ofreció pocas fisuras. No es injusto que Ballesteros sea el jugador de moda. Sin que parezca estar en su físico más apropiado, resuelve bien todas las situaciones, y el público, que hizo la ola, también lo reclamó para la selección.

El Levante tampoco quiso hacer leña del árbol caído, aunque Rubén, en un remate alto a placer y el habilidoso El Zhar, en una larga jugada individual, estuvieron cerca de lograr la goleada. Para entonces, el Málaga quería, pero no podía. Estaba demasiado condicionado con diez, por lo que se espera que haya sido la clásica mala tarde de una campaña.


Árbitro:

Muñiz Fernández (asturiano). Amonestó a los locales Barkero, Nano y Juanlu. Tarjeta roja directa a Caballero (minuto 27) por presuntas manos fuera del área.

Goles:

1-0, minuto 14: Barkero. 2-0, minuto 31: Juanlu. 3-0, minuto 41: Koné.

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