Málaga planea construir un nuevo estadio de fútbol

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La FIFA, a través de su presidente, Joseph Blatter, expresó días atrás que cualquier estadio que tenga la esperanza de albergar partidos del Mundial de Fútbol de 2018, evento solicitado conjuntamente por España y Portugal, deberá tener un aforo mínimo para 40.000 espectadores.
La Rosaleda, tras la remodelación, dispone de 28.900 asientos, una cifra lejana. Es por ello que el Ayuntamiento de la ciudad ha comenzado a sopesar la construcción de un nuevo estadio, ya sea para que en él se disputen partidos del Mundial de 2018 e incluso de los Juegos Olímpicos de 2016. La cita olímpica tiene a Madrid como una de los candidatas y si resultara elegida, Málaga será subsede y albergará un grupo de la competición de fútbol.
Los responsables municipales llevan tiempo pensando en la posibilidad de construir un macroestadio en Málaga. La ubicación ideal sería junto al Palacio de Deportes José María Martín Carpena. Hace dos décadas ya había un anteproyecto de llevarlo a cabo en tal lugar, aunque finalmente fue desestimada la propuesta y se optó por reformar La Rosaleda.
Un proyecto común. La intención del Ayuntamiento para sacar adelante un proyecto de tal envergadura, como es lógico, sería la de involucrar a otras administraciones públicas como la Junta de Andalucía y la Diputación de Málaga, los otros dos propietarios de La Rosaleda junto al Consistorio, e incluso de mayores instancias: el Consejo Superior de Deportes, la Real Federación Española de Fútbol, la Liga de Fútbol Profesional o el club de la ciudad, el Málaga CF. Por el momento, no han existido contactos con las instituciones citadas.
La realización en Málaga de un acontecimiento deportivo de carácter mundial sería la ´excusa´ perfecta para construir dicho estadio. Y es que La Rosaleda se queda pequeña, amén de los numerosos inconvenientes que presenta el estadio en estos momentos.
Un nuevo recinto se convertiría en el escenario ideal para albergar finales de la Copa de la UEFA y la Copa del Rey, además de ser subsede olímpica o del citado Mundial. Sería un gran campo, con todo tipo de instalaciones que generarían ingresos, como locales comerciales, de ocio y restauración. Tanto el Mundial como los Juegos Olímpicos son acontecimientos únicos para que Málaga sea conocida, más si cabe, como destino vacacional.
La financiación saldría de la venta de suelo de La Rosaleda, cuyos terrenos deberían ser recalificados. El convenio urbanístico está aún por estudiar. Las plusvalías que se generasen, más la aportación de las diferentes administraciones públicas, se invertirían en la construcción del estadio. Los responsables municipales están convencidos de que el gasto efectuado en la remodelación de La Rosaleda estará amortizado en el próximo lustro, por lo que es hora de encarar un nuevo proyecto.
Las posibilidades de que el futuro estadio forme parte de un evento de carácter mundial aumentan respecto a Madrid´2016, ya que Málaga será subsede en caso de albergar la capital de España los Juegos. No así en relación al Mundial de España-Portugal de 2018, que todavía es una declaración de intenciones, ya que aún no se ha configurado si quiera un comité organizador.
Málaga deberá solicitar ser sede a través de la Federación Andaluza, que preside Eduardo Herrera. Claro que, en principio, el organismo sólo podría presentar una candidatura y debería competir con otras capitales andaluzas, entre ellas Sevilla, que cuenta con el Manuel Ruiz de Lopera (55.000), el Sánchez Pizjuán (45.500) e incluso La Cartuja (50.000).
La ilusión y los ingresos que generarían la disputa de varios partidos de unos Juegos o de un Mundial, tanto en la ciudad como en la provincia de Málaga, son incalculables. Es cuestión de que todas las administraciones públicas pongan de su parte.

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