Manuel Pellegrini salió indignado de Anoeta, como se pudo apreciar en la rueda de prensa posterior al partido. El colegiado del encuentro de San Sebastián no influyó de una forma determinante en acciones de gol, pero lo que molestó en este caso al técnico fue su permisividad al conjunto local en la última fase del encuentro, cuando logró darle la vuelta al marcador. Pero tampoco se entiende qué le ocurrió a Velasco Carballo seis días antes en La Rosaleda. El madrileño no señaló un penalti que pedía el Villarreal de Demichelis en la primera parte, mientras que fue capaz de expulsar a Toulalan, un hombre imprescindible para el equipo blanquiazul, cuando ni siquiera hizo falta (le enseñó la segunda amarilla y luego se la quitó Competición). Pero el colegiado no ha sido sancionado debido a que arbitró cinco días después en Valencia.
En el choque de La Rosaleda, el equipo malagueño aguantó hasta el final y pudo hacerse con el triunfo con diez hombres. En Anoeta, sin embargo, fue diferente. Turienzo Álvarez no soportó el ambiente y se mostró 'casero' en la fase decisiva del choque. Cabe señalar que varias acciones a las que Pellegrini se refirió perjudicaron al equipo malaguista en San Sebastián.
Una de las jugadas más analizadas del último choque fue la del segundo gol local. Pudo haber una falta previa a Isco y quizás también juego peligroso en el remate de 'chilena'. Pero las jugadas que se observaron con más claridad en el estadio guipuzcoano fueron dos faltas consecutivas a Cazorla cerca del área de la Real, que pudieron ser dignas de amonestación y que se saldaron sin señalar ni siquiera infracción. Incluso, con el 3-2 ya en el marcador, Turienzo tampoco se atrevió a pitar una falta al borde del área sobre Van Nistelrooy. Al colegiado castellano-leonés también se le 'atragantaron' los últimos minutos y se dejó llevar por la inercia ambiental, lo que permitió que la Real volviera a 'meterse' en el partido. Entre unas cosas y otras, se produjo un vuelco total.
Acciones no decisivas
El malestar de Pellegrini se justifica en estas acciones y otras de menor relieve que no deciden un partido, pero que contribuyen a la mejora y crecimiento del rival. El técnico del Málaga no suele realizar críticas de los árbitros, pero, como hizo en San Sebastián, quizás debería imitar a otros colegas de grandes equipos que no dejan pasar ni una. Puede parecer una justificación por parte del entrenador, pero los datos son muy claros e incitan a analizar el juego más detenidamente: dos tarjetas amarillas para la Real, que suele presionar fuerte y macar mucho más de cerca que su rival del domingo, y tres para el Málaga, el líder del juego limpio y que todo el mundo dice que es un equipo 'blando'.
Pese a que las críticas a los árbitros suelen ser estériles -muchas veces puede resultar injusto analizar jugadas que hasta ofrecen dudas en la televisión-, tampoco están exentos de los comentarios de quienes en un momento dado puedan sentirse perjudicados. Hay muchos precedentes a los que el Málaga podría agarrarse para quejarse de los árbitros (el último partido en el que el equipo de Pellegrini pudo ser más perjudicado fue en Valencia la pasada temporada), aunque desde el club nunca quisieron ensañarse con estos asuntos, al entender que los errores también pueden favorecer en algunos casos.
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